La oración no puede limitarse a las fórmulas litúrgicas oficiales; también puede expresarse en un diálogo abierto y confiado con Dios, especialmente cuando se sufre.El sufrimiento, que nos hiere de muy diversos modos en nuestro cuerpo y en nuestro esp¡ritu, puede provocar en nosotros sentimientos de rebeld¡a frente a Dios. Pero más tarde acabamos cayendo en la cuenta de que sólo en El podemos hallar luz y consuelo.El autor de estas páginas, religioso de la Orden de los Camilos, ha recogido los sentimientos y anhelos, las rebeld¡as y esperanzas de los enfermos, y los ha transformado en oración.A imitación del salmista, que grita a Dios su sufrimiento y espera de El una respuesta de consuelo y de esperanza, los enfermos pueden aprender a dirigirse a Dios, cada vez más con el lenguaje del corazón.