Ahlán responde al modelo más maduro y consolidado de la manera como entiende la dramaturgia escénica Jerónimo López Mozo. Su propósito se inscribe en su necesidad de tratar cualquier tema contemporáneo que se relacione con la conflictividad del mundo actual. Estamos ante un tipo de obra itinerante, como lo es Madre Coraje, de Brecht, como podría ser Edmond, de Mamet, o Roberto Zucco, de Koltés. Sin embargo, el referente más directo quizás se encuentre en la propia literatura española, en concreto en El Lazarillo de Tormes, otro viaje iniciático en el que el protagonista pasa por distintos amos y distintos ambientes sociales, haciendo una disección crítica y profunda de la sociedad española del siglo XVI. Ahlán hace lo propio de la sociedad finisecular, en la que el deseo de supervivencia se enfrenta con un integrismo visceral, propio de países impermeables al mestizaje y la concordia. De alguna manera, estamos ante un Lázaro de Nador, pues de esa ciudad marroquí partirá Larbi en busca de una imposible y nueva patria.
