Cristina Cochina es una niña que tiene muy malos modales en la mesa. Escupe los huesos, tira los guisantes, no utiliza cubiertos, lo tira todo por la mesa... Sus padres intentan que Cristina cambie, pero ella no los escucha y les dice: "No me digáis lo que tengo que hacer". Cada vez es más cochina y ha engordado como un cerdo. Un buen día un cerdito se escapa de su granja y va hacia la casa de la niña atraído por el buen olor a comida. Entra en la casa y se sienta a la mesa. Los padres de Cristina piensan que es su hija y se sorprenden de que los modales de la niña hayan mejorado. Mientras tanto el granjero llega a la casa, coge a Cristina y la mete en un saco pensando que es su cerdito perdido. Se la lleva a la granja y se queda allí para siempre.
