En La Cámara y el cálamo, finalista del Premio de Ensayo Caja Madrid 2009, Gustavo Nanclares propone una reconsideración general de la narrativa de vanguardia a partir de la ansiedad e inseguridades que sufrieron los jóvenes prosistas de mediados de los años veinte tras el afianzamiento del cine como la más poderosa y novedosa de las artes. Esta posición hegemónica del séptimo arte provocó el desplazamiento hacia los márgenes de formas artÃsticas como la novela, que hasta entonces habÃa ocupado un espacio absolutamente central en el panorama de la producción cultural dentro y fuera del ámbito hispánico. El cine se convirtió asà en el modelo y referente de la nueva narrativa, que quedó atrapada bajo los efectos de su influjo estético. En este contexto general, Nanclares analiza los elementos en los que de forma más nÃtida se revela el proceso de incorporación de la estética cinematográfica a la narrativa, tales como la influencia del montaje y el découpage, las estéticas fotogénica y fisiognómica, el rebajamiento onÃrico de los mundos ficcionales, la reducción fantasmática del personaje vanguardista, y el proceso de sexualización escopofÃlica de la mirada.