En algún momento percibimos la estela poética que perfila la propia existencia, la de nuestros seres más queridos. De la decepción y el dolor puede germinar algo hermoso que otros recordarán. Inmiscuirse en el tiempo y el amor para reconciliar el valor de la vida con el acontecer de la muerte, encarar la aniquilación y la plenitud del misterio que aflige al corazón. Un sendero íntimo, incierto, en ocasiones tenebroso, salpicado por gotas de esperanza, nunca extraño para el lector que recorra estas palabras.
