Chismorreo era una ciudad donde sus habitantes no paraban de hablar, allà reina la confusión y el ruido. A nadie le preocupaba eso, excepto a Bartolo, que jamás habÃa pronunciado una sola palabra en su vida. Pero él tenÃa una singular capacidad: sabÃa escuchar. El dÃa que Bartolo encontró una caracola todo cambió.