Este 'diwan' del doctor Nurbakhsh, Maestro de la Orden NematollhÃ, se inscribe en la mejor tradición de la poesÃa mÃstica sufÃ, una poesÃa nacida de la experiencia interior en el «camino de los enamorados», cuya única meta es Dios, el Amado, es decir, El, sólo El. Cantar del alma, poesÃa que canta desde lo más hondo una presencia deslumbradora que está más allá de las palabras, pero que, al mismo tiempo, las despierta para fijar en ellas el «recuerdo» constante del Amado: la dolorosa nostalgia de su ausencia y la ebriedad gozosa de su presencia. Como profundo conocedor de la tradición sufÃ, el doctor Nurbakhsh recoge, en estos poemas, los conceptos esenciales y el rico simbolismo de esa tradición, recreada desde sus fuentes más puras. Como Maestro de la Orden NematollhÃ, fiel al significado de su nombre, «dador de luz», ilumina con su enseñanza la senda mÃstica, inspirada en un código caballeresco que implica generosidad, altruismo, sacrificio, compasión, sinceridad y humildad. Como poeta enamorado, absorto enteramente en Dios, canta, desde la libertad y desde el rapto, la bienaventuranza del amor, con el lenguaje paradójico de los mÃsticos, hermosamente contradictorio: presencia/ausencia, ebriedad/sobriedad, reunión/dispersión, vecindad/lejanÃa, gozo/pena... «Dios es Belleza y ama la belleza» dice una tradición profética. PodÃamos añadir, evocando a san Juan de la Cruz, que estos poemas, tan intensos, tan bellos, sólo cantan a la Belleza absoluta, añorándola con «un no sé qué que quedan, balbuciendo...».