Las fiestas eran el legado de la infancia. Sólo en septiembre, vÃsperas de fiesta mayor, sentÃa Eladio algo parecido a la ilusión de la Noche de Reyes. El aire olÃa a tierra mojada y los pinares se deshacÃan del calor de agosto perfumando al pueblo de aromas de inminente otoño. Los sueños, de nuevo, prometÃan cumplirse.