En los años veinte del pasado siglo un anciano vagaba por las calles de Ciudad del Cabo, vendiendo cacharros de cocina por las casas. En una de ellas vivía una conocida escritora de la época, Ethelreda Lewis, que al conocer al hombre y oír el relato de su vida y sus aventuras en el último tercio del siglo XIX en el África Central en la zona llamada entonces la Costa de Marfil-, decidió ayudarlo a escribir sus memorias. Así, el asombro primero de aquella dama se convirtió en una perplejidad multitudinaria, y de las aventuras de Alfred Aloysius Horn, el Tratante Horn , se editarían numerosas ediciones en Europa y América , y serían llevadas al cine en 1931 con gran éxito de taquilla. También de sus páginas saldrían algunas de las aventuras de otras películas como Tarzán y la mujer leopardo (1946). El Tratante Horn comercia con marfil, convive con los caníbales, es admitido como miembro de la sociedad secreta de los Egbo, los hombres leopardo, conoce a De Brazza y navega en la embarcación de Livingstone.
