En esta obra ensay¡stica, el autor considera el proceso histórico del ortograma geopol¡tico ibérico, mostrando cómo la Pen¡nsula es un marco geoestratégico, que siempre movió a las élites directoras de las poblaciones en ella asentadas, a intentar una vertebración coherente de su espacio geopol¡tico conformado alrededor de tres vectores fundamentales: el eurocontinental, el mediterráneo y el atlántico, a pesar de su estructuración quedara, en definitiva, configurada por una dualidad pol¡tica. Y, si muchas veces, mantuvieron situaciones conflictivas, perspectivas divergentes y divisiones favorecedoras de los intereses de Potencias ajenas, los dos Estados ibéricos soberanos, afinados al presente en los valores democráticos, pueden, y deben, ya, liberados de viejas incomprensiones y tópicos separadores no menos trasnochados, establecer un marco ibérico de relación, para dise?ar mancomunadamente las pol¡ticas de concertación que den carta de naturaleza al conceptos histórico-cultural de la Iberidad, entendida operativamente cómo confluencia estratégica de cooperación ibérica en la proyección europea e internacional de Espa?a y Portugal; confluencia estratégica en al que, precisamente, consiste en nuevo iberismo que propugna como contenido de la Iberidad, sin que por ello, como expresa la introducción, haya de caerse en las enso?aciones del tradicional iberismo pol¡tico, que, por poner su horizonte en el objetivo irrealista de una unidad de soberan¡a en dos Naciones conscientes y orgullosas de su identidad y grandeza respectivas, su sustenta ideológicamente sobre un revisionismo histórico incapaz de comprender las lecciones de Cl¡o.
