Entre abril y mayo de 1934, Manuel Chaves Nogales acompañará a una exigua fuerza expedicionaria española en la ocupación del territorio marroquà de Ifni, ordenada por el gobierno de la República. Situado en la costa suroeste, justo por encima del Sáhara occidental, Ifni era una posesión colonial hasta entonces no hecha efectiva y abandonada como "uno de esos objetos valiosos que se apolillan en los desvanes". Chaves Nogales ya habÃa dicho en algún momento antes de esta singladura: «Marruecos es un hecho tan confuso que todo es posible.» Y efectivamente, mientras deja testimonio directo de lo que él mismo llama "la última aventura colonial española", en un magnÃfico y amplio reportaje para el diario Ahora, se hace evidente esa misma cualidad borrosa, de tópicos y contratópicos, de intereses opacos y gestos "deportivos" que parece inherente a la cuestión marroquÃ. /// La falta de peligro y el extraño clima de paz y concordia dan aires fantasmales y humorÃsticos al gesto colonizador y hacen que el propio Chaves se pregunte: «¿Es esto imperialismo?». Junto a algunos militares visitará toda la zona sin peligro. Realizará amistosas entrevistas a los jefes locales, tan llenas de humor como de respeto. Trazará un breve perfil del héroe del momento, el coronel Capaz, y de las riquezas y miserias del territorio. Sin embargo, a pesar de su sorpresa y alegrÃa ante el carácter poco traumático y nada violento de la expedición, no dejará de advertir entre las diferencias de una «verdadera ocupación» y una simple «posesión simbólica del sitio». Y no podÃa saber nuestro lúcido autor en 1934 que pisaba el futuro escenario de la última guerra colonial española, el episodio de Sidi Ifni entre 1957 y 1958, otro hecho borroso y olvidado de nuestra historia reciente con el vecino marroquÃ, en la que aún colea hasta nuestros dÃas todo el asunto, también bastante opaco ùy también presente en este libroù del Sáhara occidental.Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) es hoy una de las referencias de la literatura y el periodismo español del siglo XX. En 1921, justo mientras dejaba preparada la publicación de este su primer libro, La ciudad, precisamente dedicado a escudriñar el alma difÃcil de su ciudad natal, marchó a Madrid, con escala en Córdoba, para hacer carrera en el cambiante mundo del periodismo. Como redactor jefe de El Heraldo y director de Ahora se convirtió en la referencia más avanzada del periodismo en la época de la República, llegando a ser contertulio del presidente Azaña. En esos años conquista la cima periodÃstica con sus grandes reportajes denuncia sobre la Rusia bolchevique y los regÃmenes fascistas. Su obra literaria, entre el periodismo y la novela, dejó varios libros fascinantes de tema ruso: La vuelta a Europa en avión, La bolchevique enamorada, Lo que ha quedado del imperio de los zares y El maestro Juan MartÃnez que estaba allÃ. Y en 1935 conquista un enorme éxito editorial con su archiconocida serie periodÃstica sobre Juan Belmonte en La Estampa y La Nación, que serÃa publicada en forma de libro y le darÃa fama internacional. Con la guerra tuvo que abandonar España y, tras un periodo en ParÃs, del que surge buena parte de su libro La agonÃa de Francia (1941), se instala en Londres donde seguirá desarrollando una labor periodÃstica internacional de primera fila. En el clima de exilio y guerra, con la salud muy desmejorada, una desafortunada intervención quirúrgica le produjo la muerte mientras preparaba un libro con los testimonios de refugiados de la ocupación alemana.