El gobernador Cozzano sufre una apoplejÃa poco antes de iniciarse el largo camino de las primarias para la nueva elección presidencial estadounidense. Como parte del tratamiento, se le propone la implantación en el cerebro de un novedoso biochip con el que, además, estará conectado a un sofisticado sistema de encuestas electoral. De esta forma tiene acceso a la información sobre las reacciones, deseos y sentimientos de los electores, que le son comunicados directamente al cerebro, y se convierte inevitablemente en el candidato perfecto. Ante este sofisticado y poderoso desarrollo de la tecnologÃa, ¿qué va a ocurrir con la democracia? ¿Puede ser libre la polÃtica en la nueva era de las omnipresentes tecnologÃas de la información y de las neurociencias?