El origen, la razón de ser, el nacimiento de una ciudad no es tan inmediato, tan directo, como a veces se nos pretende hacer creer sal insistir en los accidentes naturales que la explican. Fundar una ciudad siempre ha estado acompañado de razonables temores cuando no de explÃcitos sentimientos de culpa. Rykwert reconstruye estos remotos y oscuros orÃgenes con la ayuda tanto del material que le proporciona la arqueologÃa como con el auxilio que le prestan la historia de las religiones, la filologÃa o el psicoanálisis. Su labor no es muy distinta a la de un detective que aventura como fueron los hechos sirviéndose de la más ligera pista para comprobar, más tarde, con un abrumador volumen de argumentos, lo que parecÃa ser, simplemente, fruto de una imaginación desbordada. Y en el origen, una vez más, aparece la obligada complementariedad entre transgresión y reparación, necesaria urdimbre para que la vida social se produzca.