Son cada vez más los jovénes que se plantean la negativa al servicio militar: las estadÃsticas no dejan lugar a dudas. Entre estos mismos objetores, son también cada vez más los que se declaran insumisos, negándose no sólo al cumplimiento de las obligaciones militares, sino a cualquier otro tipo de servicio sustitutorio.
Frente a un fenómeno significativo como éste, son muchas y divergentes las opiniones existentes dentro de la sociedad civil y de la eclesiástica, sobre todo en el tema de la insumisión. Para algunos, la moderna objeción de conciencia parece inconciliable con el pensamiento católico, pues sólo serÃa aceptable cuando hubiera que oponerse a una conducta inmoral considerada injusta o pecaminosa. La vida militar, por el contrario, no sólo serÃa legÃtima, sino que -dentro de ciertos lÃmites y con ciertas condiciones- deberÃa ser incluso impulsada. La aceptación de esta conducta equivaldrÃa, en el fondo, a un gesto de tolerancia para evitar consecuencias peores.
No parece que nadie se oponga hoy con este radicalismo a la legitimidad de la objeción de conciencia, sobre todo cuando son bastantes los paÃses democráticos que la han incluido en su legislación como una alternativa jurÃdica y cuando, además, es valorada también como una opción ética cargada de profetismo social y cristiano. Sin embargo, las reflexiones sobre la insumisión despiertan pareceres mucho más contradictorios. Según algunos, se trata de una conducta que nace de un talante insolidario y que no encierra más que un egoÃsmo encubierto. En el extremo contrario, la insumisión se considera como un verdadero derecho que a nadie se le puede negar.
Ante esta situación, es lógico que muchos se pregunten: ¿nos hallamos ante una conducta inaceptable o ante un gesto profético y evangélico?; ¿supone una actitud insolidaria para eximirse de ciertas responsabilidades sociales o constituye un compromiso serio por la mejora de la sociedad?; ¿manifiesta un talante anárquico o un ideal constructivo?; ¿está impulsada por una motivación válida o es un producto de la picaresa latina?... Las siguientes reflexiones desean iluminar el tema desde una perspectiva ética -sin entrar en otros aspectos técnicos, jurÃdicos o polÃticos-, para que la conciencia personal de todos aquellos que se lo planteen tenga los datos necesarios antes de llegar a una decisión.
EDUARDO LÓPEZ AZPITARTE, jesuita, es profesor de Moral en la Facultad de TeologÃa de Granada. Entre sus varias obras sobre temas de su especialidad, además de unos 250 artÃculos en diferentes revistas nacionales y extranjeras, citamos las más recientes: Ética y vida: desafÃos actuales (1990); Fundamentación de la ética cristiana (1991); Ética de la sexualidad y del matrimono (1992); ¿La edad inútil? Para ayudar y prepararse a la vejez. (1993).