Los odios latentes trata básicamente de lo malos que somos. De esa malsanÃa en forma de avaricia, envidia y vanidad que viene incluida en el ser humano de fábrica, bien pegadita debajo de las uñas. Pero al mismo tiempo es un alegato al amor imaginado, a aquel amor que permanece apoyado en la farola sin atreverse jamás a cruzar la calle.
Es también una road movie ochentera, un western a la gallega, una crónica de El Caso... e incluso alguna otra definición la describirÃa a la perfección.
Lo mejor es que la leáis cuanto antes.