«Quien escribe un poema lo escribe, antes que nada, porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo». Del discurso de Joseph Brodsky al recibir el Premio Nobel de Literatura A caballo entre dos lenguas durante décadas, el bilingüismo de Brodsky no solo revitaliza con singular desenvoltura un lenguaje heredado, sino que también proyecta una radical y profunda exploración de sus metros e imágenes, elevada a una forma particular de metafÃsica. Sin embargo, Brodsky es también un poeta eminentemente fÃsico, cuyo tema fundamental es la encrucijada entre el espacio, el tiempo y los sentidos. Ningún otro escritor contemporáneo habla tanto de la intemperie. Sus musas no son CalÃope ni TersÃcore, ni sus artÃsticas hermanas asociadas con emociones y sentidos, sino Urania, musa de la astronomÃa, «más vieja que ClÃo», matrona del conocimiento estelar, del espacio puro, de esas extensiones heladas en medio de las cuales el hombre parece el derrubio lodoso que arrastra un glaciar. Esta antologÃa recoge una muestra esencial de la poesÃa de Brodsky en una traducción que intenta hacer justicia a su grandeza formal.