Qué duda cabe: la cultura irlandesa de la bebida es famosa en el mundo entero. Se ha dicho que el principal producto de DublÃn es la conversación, que reunirse con los amigos a beber algo y a charlar es el pasatiempo nacional por antonomasia. El pub no sólo es el sitio idóneo para zanjar disputas, claro está. Es el lugar indicado para contar cuentos, exagerados o no, y poder disfrutar del delicioso opio de la buena conversación y la risa desinhibida. Con ese espÃritu propongo al lector esta antologÃa de relatos irlandeses debidos a escritores de otros tiempos y a narradores de las nuevas generaciones, todos ellos embriagados en mayor o menor medida por la cultura de la bebida. Recuerdo que la viuda de W. B. Yeats insistÃa en que los poetas escriben mejor cuando van «achispados». Brendan Behan, posiblemente el más famoso de los bebedores literarios que ha dado Irlanda, ese «bebedor que tenÃa un problema con la escritura», según se le describió, acuñó una frase con la que explicaba toda esta experiencia: «Comer es todo un logro; emborracharse, una victoria.» En esta selección he tratado de que estén representados los aspectos más diversos de esta cultura. A grandes rasgos, el brebaje que aquà se destila es una mezcla de placeres, alegrÃas, riesgos y escollos; de alborozo y de patetismo, de lucidez y de ebriedad, además de un extenso y representativo muestrario de la narrativa irlandesa del siglo xx.