José María Rodríguez Méndez es un hombre bueno y un autor grande. Cualquiera que haya leído alguna de sus obras lo sabe. Sus personajes, siempre de la calle, heridos de amor, heridos de vida, rezuman la fuerza del humilde, la dignidad del pobre, el orgullo del que conoce, la justicia del que no pide cuentas..., esa gente que hace la Historia , pero de la que la Historia apenas habla. Pero ahí está Rodríguez Méndez para hacerlo. Quizás porque él es como ellos.
Aprecio profundamente al hombre y al autor, y me enorgullezco de tratar a este hombre que mantiene firmemente clavados sus pies en la espiritualidad, en las nubes, en la poesía, en estos tiempos en que tanto se desestiman estas cosas bellas. Admiro profundamente a este hombre, envidioso de la virtud y la pureza en este tiempo en que es el vicio -como decía Antonio Machado- lo que se envidia más.
'El pájaro solitario', Premio Nacional de Literatura Dramática, seduce por la fuerza luminosa que emite la espiritualidad de sus personajes. La capacidad redentora y transformadora del pensamiento místico español penetra las páginas de esta pieza imprescindible.
