ôLas homilías que tienes delante, querido lector o lectora, siguen el itinerario del ciclo litúrgico, desde el Adviento hasta Pentecostés. Están predicadas en tiempos difíciles, tiempos de coronavirus, de miedos, de pérdidas, de aislamiento.
Chus falleció, pero sigue predicando. Quienes lean estas homilías lo comprobarán. El estilo es tan personal, tan directo, tan de Chus, que los lectores se convertirán de inmediato en escuchadores. Se lee el texto y, al mismo tiempo, se tiene la sensación de estar escuchando su voz ronca, el énfasis casi obsesivo con el que insistía en la teología de la gratuidad.
Estas homilías no solo están predicadas desde la vida. Están concebidas y predicadas desde la oración, no desde la mera reflexión teológica. El autor, sin despreciar la reflexión teológica, expresa frecuentes reservas frente a la misma. Porque la teología se sitúa en el nivel de la razón, no en el nivel de la unción. La referencia del autor a la oración es permanente: ôMientras oraba, me fue revelado lo que os estoy predicando, lo que voy a predicar en esta homilíaö. Nacidas en la oración: esta es la mayor garantía de estas homilías, de esta predicación.ö
