Nos dice el autor: «en cierta ocasión inventé para mi uso, cuando de ello tuve necesidad, los 'esp¡ritus libres', a los que he dedicado este libro de aliento y desaliento a la vez, titulado Humano, demasiado humano; 'esp¡ritus libres' de este género no los hay ni los ha habido nunca; pero yo ten¡a entonces necesidad de su compa?¡a, para conservar el buen humor entre mis malos humores (enfermedad, destierro, aislamiento, aced¡a, inactividad), y los creé a la manera de compa?eros fantásticos con los cuales se bromea y se charla y se r¡a cuando se quiere charlar y bromear y re¡r y se les env¡a al cuerno cuando se hacen pesados. Que podrá haber un d¡a esp¡ritus libres de este género; que nuestra Europa tendrá entre sus hijos de ma?ana o de pasado ma?ana ejemplares que se parezcan a mis alegres y osados compa?eros, corporales y visibles, y no como en lo que a m¡ se refiere, a manera de esquemas y de sombras que juegan para entretener a un anacoreta, ser¡a el último en dudarlo. Los veo venir lenta, muy lentamente: ?y no hago esfuerzos por apresurar su llegada cuando escribo de antemano los auspicios bajo los que les veo nacer y los caminos por los que les veo venir?».
