Puesto que la ciudad está presente en la mayor parte de las civilizaciones y con frecuencia se la considera como su expresión más acabada, podrÃa suponerse que esta forma de vida es casi connatural al hombre. Pero teniendo en cuenta la forma de vida del hombre actual en las ciudades del siglo veinte, surgen inmediatamente algunas preguntas insoslayables: ¿Es posible reducir la ciudad a un conjunto de objetos urbanos o a una combinación de funciones ¿Tiene la ciudad un rol preponderante en la modificación de las conductas demográficas ¿Ofrece la ciudad un espacio suficiente a la autonomÃa de las representaciones y de las costumbres populares O bien, por el contrario, ¿no es la imagen de la ciudad una ideologÃa totalizadora que oculta la naturaleza de las relaciones sociales y, en definitiva, una absorción total por parte de la ideologÃa dominante ¿Cumple la ciudad con las exigencias casi universales de la vida social Todas estas preguntas y otras muchas que se podrÃan formular hallan cumplida respuesta en estas páginas de Marcel Roncayolo.