En mi primer sueño el mundo parecÃa
lo salado, lo amargo, lo prohibido, lo dulce
En mi segundo sueño descendÃa,
era humana, no veÃa nada de nada
bestia como soy
debÃa tocarlo, contenerlo
me escondà en la arboleda,
trabajé en los campos hasta que quedaron yermos
un tiempo
que nunca volverá-
el trigo seco en gravillas, cajones
de higos y aceitunas
Hasta amé alguna vez, a mi manera
repugnante, humana
y como todo el mundo llamé a ese logro
libertad erótica,
por absurdo que parezca
El trigo cosechado, almacenado; seca
la última fruta: el tiempo
que se acumula, sin usar,
¿también termina?
"Las siete edades" de Louise Glück