Feliciano Novoa Portela;MarÃa Pilar Ramos Vicent
Los caminos de la mar a Santiago de Compostela nos revela una forma distinta de ver el Camino: desde el mar, desde la perspectiva de aquellos intrépidos viajeros que afrontaban los peligros de los viajes marÃtimos con la única finalidad de orar ante los restos del santo apóstol, custodiados en Santiago de Compostela. Procedian de todos los puntos costeros de Europa. En los puertos de Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda y los paÃses nórdicos tenÃan su origen; su bagaje, la fe cristiana que invadÃa la sociedad en la que vivÃan; su medio de transporte, los barcos y navÃos que desde antiguo surcaban, por un lado, un océano tan peligroso como el Atlántico y, por el otro, un mar tan conocido como el Mediterráneo. Todas las naves confluÃan en un mismo lugar, Galicia, y con un mismo objetivo: lograr la intercesión del apóstol.Las peregrinaciones influyeron notablemente en el arte de nevegar, tal y como en la Antigüedad lo habÃan hecho el comercio y las conquistas de nuevos territorios. Santiago y su sÃmbolo más universal, la concha venera, fruto del mar, son buena prueba de ello.