Los máximos mandatarios de las cuatro mejores empresas europeas de plumas estilográficas se reúnen, como cada año, en el yate "Enllà". Allí, el presidente de la compañía italiana, Vicenzo Spadolini, les confiesa a los demás que, tras una mala estrategia comercial, se ha arruinado. Echa la culpa al poder del dinero que todo lo puede comprar, y propone una solución: fabricar una pluma exclusiva, infalsificable y que nadie pueda pagar. Günter Odermann, el fanfarrón presidente de la empresa alemana, acepta el reto de fabricar ese objeto único en el mundo, la "Amsterdam Solitaire". La presentación tiene lugar en Zaragoza y, a pesar de las medidas de seguridad tomadas, la pluma desaparece de la urna en la que era mostrada al público. El detective Fermín Escartín investiga los hechos y descubre que todo ha sido una venganza, urdida por el ejecutivo italiano, un empleado del fabricante alemán y un tendero de Zaragoza, para "bajarle los humos" a Odermann.
