Luis Bello visitó Asturias en la primavera de 1926. Su viaje formaba parte del programa que el columnista de El Sol se había propuesto llevar a cabo para denunciar en la prensa la situación en la que se encontraban las escasas y deficientes escuelas de que disponía el país, y para elevar a la condición de cuestión de interés público el problema de la primera educación de los españoles. Los primeros viajes de Bello, realizados en los entornos de Madrid, se datan en septiembre de 1925. Los últimos, en el ámbito de Cataluña, los gira en los primeros meses de 1931, en la antesala de la proclamación de la República, a cuya causa se adhirió el autor desde los primeros movimientos que propiciaron el cambio de régimen. Su implicación en la acción política directa interrumpió el programa de Visita de Escuelas «este era el título de su columna, generalmente inserta en la primera página de El Sol, el que fuera, al decir de Gaspar Gómez de la Serna, el diario de mayor influencia en la vida nacional». Pero la simiente ya estaba echada. El homenaje nacional que convocara en 1928 Luis Araquistain para premiar la cruzada de Luis Bello a favor de una escuela nacional y nacionalizadora, que cohesionó a toda la España de progreso, fue un verdadero test que mostró a toda la sociedad la elevación del problema de la escuela a cuestión pública.
